lunes, 26 de enero de 2015

Retratos

La mirada del otro siempre suele ser poderosa. Bien sea la de nuestros amigos,  amigas, la de nuestros compañeros o hermanos y hermanas y, sobre todo, la de nuestros padres. Todos ellos nos devuelven una imagen de nosotros que suele ser la que nos acompañará  durante nuestras vidas. La mayoría de las veces no somos consciente de la importancia  que tiene esa imagen que le devolvemos a nuestros hijos e hijas. Las palabras con las que lo definimos, lo  que le decimos, el como los valoramos son las que conformarán su propia percepción de sí mismos. 

Antes de las vacaciones estuvimos trabajando mucho acerca de nosotros mismos, no solo sobre como funciona nuestro cuerpo y cómo está formado, sino  también sobre nuestra identidad, sobre como somos y como nos percibimos. En ese trabajo también tenía mucha importancia el cómo nos ven los demás y parece increíble como niños y niñas de tan solo siete años pueden tener una percepción tan ajustada de sus compañeros y de si mismos, sabiendo reconocer sus mejores cualidades.

Me pareció importante que esta imagen que cada quien tiene sobre los demás  quedase reflejada mediante una representación plástica. Es por eso que me planteé trabajar el retrato como forma de representación del otro, en realidad, es la forma en la que siglo tras siglos la humanidad ha ido dejando huella de diferentes personas y personajes.

En primer lugar, vimos en un power point diferentes retratos de distintas épocas pictóricas, diferentes personas y de distintos pintores  y fuimos conversando acerca de las similitudes y diferencias que había entre ellos, y de como había ido cambiando la forma de representar la figura humana a través del tiempo. Vimos también como se empleaban técnicas diferentes y como se resaltaban unos elementos más que otros. Estos son algunos de los retratos que vimos





En segundo lugar, los distribuí por parejas, al azar y se sentaron uno frente al otro para dibujarse mutuamente.  Les dije que podían hacerlo como quisieran, bien reflejando lo mas fielmente posible como era su compañero o bien utilizando colores diferentes a los habituales. Usaron lápices de colores, roturadores y acuarelas o ceras blandas  para el fondo. El resultado fue sorprendente, en muchos casos lograron resaltar las características más identificables de aquellos a quien tenían que retratar y en algunos, hasta se adivina su forma de ser.
Posteriormente, otro día, le pusieron título a sus cuadros

Este fue el resultado , están emparejado arriba y abajo  quienes se dibujaron mutuamente.







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